Marzo viene entre vendavales y lluvias. Llega y lo pone todo patas arriba.
La primavera se avecina, los días se alargan, los planes se multiplican, la vista está puesta en el verano y no hacemos más que soñar con el calor, el sol y el buen tiempo.
Pero yo no. No voy a entrar al juego. Lo siento pero no. He aprendido que la vida te sorprende, que puedes tener planes, ideas y aspiraciones pero que no, uno mismo no es el dueño de su propio destino.
Tomaré el sol los días que llueva y me sentaré a la sombra cuando el sol brille y los días sean largos.
Dormiré más de la cuenta los martes, que es cuando más pronto entro, pero los sábados no me encontraréis en casa.
Haré ejercicio, renunciaré al chocolate. Pero no para el verano, sino para mi.
Dejaré el móvil en casa, que no dependa de ellos sino de mi. Yo decido.
Que sí, que ya tengo compañera, que yo no busco más.
En Marzo me rebelo, se acabó hacer lo que los demás quieran, Marzo va a ser para mi. Punto.
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